Los escritores hacen descripciones de los lugares, personajes y eventos que forman sus relatos. Los cineastas utilizan movimiento, sonido, música, locaciones, efectos y mas para contar un suceso. En la danza puedes descifrar la historia al cabo de unos minutos con la ayuda de la coreografía. En la opera y el teatro los vestuarios y escenografías son un gran apoyo. Sin embargo, pienso que es más complicado contar historias con una sola imagen, una sola fotografía. Cierto que “una imagen dice más de mil palabras”, pero ¿contar una historia? y además ¿hacerte reír?
El fotógrafo Lee Friedlander es un genio para esto; logra insertar en una sola imagen no una, sino varias de las historias que acontecen en un momento y lo hace con mucho sentido del humor. Para ello, es frecuente que juegue con elementos que para muchos fotógrafos son obstáculos, como sombras y reflejos en cristales y espejos. Así obtiene imágenes en varios planos que te dan las pistas de cada una de las pequeñas historias urbanas que sucedían simultáneamente al momento de tomar la instantánea.
Comenzó trabajando con cámaras de 35mm y película blanco y negro, donde su consentida era una Leica; ahora realiza su trabajo con cámaras de “medio formato”, como por ejemplo la Hasselblad Superwide. Lee Friedlander fotografía escenas del día a día, en su particular estilo “social landscape”, que se puede traducir como “paisaje social”, en donde se encuentran imágenes urbanas como: calles, coches, aparadores, bardas, carteles, anuncios, etc.
En mi opinión se destaca, su gran sentido del humor, cuando con este tipo de imágenes logra sacarte una sonrisa al ver su trabajo.
Y aquí sí, sólo queda ver las imágenes:
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