Ser de la generación de la transición no siempre ha sido miel sobre hojuelas. Los jóvenes de hoy nacieron con un teléfono, una computadora y una tablet a la mano, siempre conectados, siempre con la facilidad, la rapidez y la inmediatez de las cosas.
Yo tuve una infancia y una adolescencia SIN computadoras, pero desde el momento que entraron en mi vida hice la transición a la tecnología hasta el punto de vivir con una de ellas de la mano todo el tiempo.
Al principio, como muchos entonces, el cambio fue lento y con una gran curva de aprendizaje, sin embargo, en cuestión de meses, lo acepté como algo inevitable, para terminar convirtiéndose en una herramientas, un destino… una forma de vida.
Tiempos de cambio: en 1977 apareció la primera computadora personal, la Commodore PET que fue comercializada con éxito, en 1989 se inventa la World Wide Web, en 2001 el lanzamiento del primer iPod, que por cierto me toco asistir a su presentación en el Museo del Diseño en Londres mientras estudiaba mi Maestría en Estudios de Hypermedia (ahora Diseño Interactivo). Este pequeño aparato parecía algo irreal, podrías tener toda tu música, videos, televisión, fotos y teléfono en el mismo dispositivo (si, ya entonces Steve Jobs lo mencionó aunque la tecnología para todas las funciones aún no estaba disponible); siete años después el iPod dio paso al iPhone y un poco más tarde a esta competencia de teléfonos inteligentes en la que vivimos ahora.